Capitalismo Financiero (V): La Hipótesis del Paseo Aleatorio
Con no poca jactancia, George Soros escribió en su magnifico “The Alchemy of Finance” que su peripecia en los mercados era la mejor refutación estadística de la hipótesis del paseo aleatorio.
La hipótesis del paseo aleatorio viene a decir que en los mercados de alta liquidez la evolución de los precios debe seguir una trayectoria totalmente impredecible, donde la probabilidad de que el precio aumente en un intervalo relativamente corto de tiempo debería ser casi igual que la probabilidad de que caiga.
¿Por qué son impredecibles los precios? La respuesta es sencilla: si los agentes creen que el precio mañana será mayor que hoy, comprarán hoy, y el precio aumentara hoy mismo. A la inversa, si creen que los precios bajaran mañana venderán hoy y el precio se reducirá. En definitiva, en cada momento el precio de un activo líquido se ha formado en base a toda la información pública disponible.
La evidencia estadística a favor de la hipótesis del paseo aleatorio es enorme, y no obstante individuos como George Soros ganan regularmente en múltiples mercados. Demasiados como para creer que esas ganancias se deban a informaciones privilegiadas.
En mi opinión la hipótesis del paseo aleatorio es un experimento controlado de los límites y dificultades epistemológicas que se le presentan al economista.
¿Por qué creemos que los precios son un paseo aleatorio? Porque si existiesen tendencias sistemáticas en ellos, algunos arbitristas podrían aprovecharlas y al aprovechar esas tendencias, contribuirían a hacerlas desaparecer. Por ejemplo, si la bolsa subiese todos los viernes, los agentes empezarían a comprar acciones el jueves y a venderlas los viernes, haciendo beneficios en el proceso, pero a la vez igualando el precio del jueves con el del viernes. Es decir, al ganar dinero con una anomalía estadística, la anomalía estadística va desapareciendo.
Ahora bien, lo que hace desaparecer las anomalías en las series de precios es la existencia de arbitristas. Pero si los precios no tuviesen anomalías, no habría arbitristas. Es decir, para que se verifique la hipótesis del paseo aleatorio es necesaria la existencia de una industria del arbitraje financiero, que jamás podría existir si se verificase la propia hipótesis del paseo aleatorio.
¿Acabo de refutar la hipótesis del paseo aleatorio? Parcialmente si. Pero muy parcialmente. La hipótesis del paseo aleatorio es una afirmación estadística; y la estadística es un lenguaje para expresar correctamente nuestra ignorancia. Cuando el económetra afirma que las cotizaciones son paseo aleatorio, nos informa de que el no ha encontrado operaciones de arbitraje abiertas. Probablemente si las hubiese encontrado, dejaría de ser económetra y se pasaría a los mercados. O en caso de publicar esas anomalías, pronto otros se encargarías de destruirlas a base de arbitrajes.
La hipótesis del paseo aleatorio no es ociosa ni trivial: simplemente expresa los límites de la información pública. Más allá de los parámetros que describen el paseo aleatorio toda la información es necesariamente privada [1] puesto que toda oportunidad de arbitraje (por arbitraje entiendo cualquier técnica que permita obtener sistemáticamente ganancias extraordinarias) si se publica, desaparece.
La industria del arbitraje (que esta formada sobre todo por bancos de inversión, gestoras de fondos y otros intermediarios financieros y particulares) se encarga de construir y tratar información, para especular en los mercados con ganancias sistemáticas. Estas ganancias no son un almuerzo gratuito. Son el resultado de un tratamiento costoso de la información. Una compañía dedicada a la especulación sistemática no pretende arbitrar la serie de precios de un activo hasta dejarla convertida en ruido blanco: simplemente invierte en técnicas financieras y recursos humanos hasta el punto en que es marginalmente eficiente hacerlo, según los mismos criterios financieros que en cualquier otra industria.
Como resultado las series estadísticas están muy filtradas, y se parecen bastante a un ruido blanco, pero los arbitristas que conocen los mercados y tienen técnicas privadas de tratamiento de la información saben que no lo son. Desde luego no existe ningún agente que tenga un conocimiento de todos los arbitrajes existentes: como todo en los mercados, esta es información distribuida entre los especuladores.
La hipótesis del paseo aleatorio y en general las técnicas estandar en finanzas [2] son enormemente útiles: describen el conocimiento público de los mercados: lo que hay que saber para ser un inversor. Por definición aquellos que quieren ser especuladores, no pueden encontrar en un libro las técnicas que buscan [3].
[1] Incluyo entre la “información privada” el conocimiento subjetivo de los mercados
[2] Por ejemplo las que se pueden encontrar en el clásico de Hull “Options, Futures & Other Derivatives”
[3] Esto no quiere decir que la estadística y otras técnicas matemáticas no sirvan para especular; muy al contrario son esenciales. Pero aunque todo arbitrista deba conocerlas, nunca serán bastante tan pronto como las conozcan los otros participantes en los mercados.
2 Comments:
Interesante aporte
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