martes, febrero 08, 2005

Un diseño federal para Europa

Se acerca el referéndum sobre la Constitución Europea, y en medio de la apatía pública que suele rodear los debates políticos más trascendentales el "si" mediático se va a transformar en "si" popular.

Pero el proceso constituyente ocurre a escala continental y es el momento (ahora, antes del golpe) de plantearse que el día 21 de Febrero NO acaba nuestra lucha contra esta constitución que pretende consagrar la supremacía de los Estados de Europa sobre sus ciudadanos y romper el principio democrático de "un hombre, un voto" para sustituirlo por la colusión entre gobiernos.

Así pues quiero dedicar mis primeros párrafos al día después. Este referéndum es una excusa tan buena como cualquier otra para dar los primeros pasos a nivel de Europa hacia un verdadero movimiento liberal que se enfrente no a la burocracia de Bruselas (que es relativamente liberal y muy competente) sino a los intereses corporativos y nacionalistas que pretenden secuestrar el proyecto europeo.

Mis dos posts anteriores (aquí y aquí) exploraban la Constitución Europea y la Moneda Única desde una perspectiva de la Teoría de la Elección Pública. Eran, no obstante, negativos, ya que aún señalando los fallos más evidentes del modelo de Europa que ha surgido desde el abandono del Pacto de Estabilidad y que culmina en la Constitución, no ofrecían una arquitectura alternativa.
Ahora voy a exponer, para abrir el debate, mi propio modelo.

El primer punto a tomar en cuenta es que Europa no es un Estado soberano que se enfrenta a una reforma institucional sino una confederación de soberanías nacionales consolidadas: así que la Constitución tiene que ser, no solo su ley fundamental, sino también la herramienta principal en el proceso de construcción nacional.

Por tanto es inevitable el elemento intergubernamental. Pero precisamente la misión del proceso de construcción europea es superar la inter-gubernamentalidad. ¿Como hacer compatibles las dos cosas?

Mi propuesta es concebir las instituciones Europeas como una plataforma democrática para implementar políticas que los Estados deleguen por consenso.
El primer paso en todo proceso de "federalización" debe corresponder a los representantes de los Estados, depositarios actuales de la soberanía, que identifican una rama de la administración que debe ser gestionada a nivel continental (p.ej policía, inmigración o defensa). El Consejo de Ministros se reúne y decide delegar ese conjunto de competencias en la Unión. Pero una que los Estados delegan en las instituciones europeas, el órgano que debe decidir sobre esas competencias es el Parlamento de la Unión. Es decir el Parlamento Europeo debe ser el único cuerpo con competencias legislativas sobre las políticas europeas, mientras que al Consejo de Ministros (la reunión de los Estados de Europa) le tocaría la tarea de decidir que políticas deben ser transferidas.

La cuestión de la unanimidad es otra a tener en cuenta: es ridículo pretender que un paquete de competencias pase a Bruselas SOLO si hay unanimidad, pero por otro lado un estado soberano no puede ser obligado a delegar competencias contra su voluntad.

La única solución razonable es la que se tomo en el caso de la moneda única: si un grupo de Estados (por ejemplo más del 50%) quiere ir hacia una cooperación reforzada, deben tener derecho a federalizar cualquier conjunto de competencias, pero la Constitución les debe obligar a que sea el Parlamento Europeo el que controle y legisle sobre ellas. El Consejo de Ministros (es decir la reunión de los Estados) no puede ser un órgano de Gobierno: su tarea debe limitarse a dirigir el proceso de construcción europea.

Lógicamente el viejo principio de "ningún impuesto sin representación" y su recíproco "ninguna representación sin impuesto" es esencial en estas instituciones europeas "a la carta" que propongo aquí: todo paquete de competencias federalizado queda bajo el control del Parlamento Europeo, pero no de todos sus miembros: en cada "programa europeo" solo los parlamentarios que representan a los países que participan en ese programa deben votar. De igual modo, cada paquete de competencias "federalizado" debe tener un presupuesto independiente y solo debe ser pagado por los países miembros que participen en el programa correspondiente. Esto creará además una administración europea compartimentada y presupuestariamente transparente.

El modelo constitucional que propongo aquí, en mi opinión es óptimo para aprovechar todas las economías de escala en la administración pública sin forzar medidas coactivas contra ningún Estado miembro. De hecho, este modelo de plataforma política democrática diseñada para ejecutar políticas públicas resulta un modelo muy interesante para otras situaciones políticas o para otros bloques regionales.

Esta claro que en este post no he entrado en ciertas cuestiones delicadas: ¿Cómo establecer un Tribunal Supremo que dirima conflictos de competencias? ¿Qué clase de Gobierno vamos a crear para hacer de "poder ejecutivo" sobre el espectro de competencias que los Estados deleguen en Europa? Todas esas cuestiones las dejo de momento abiertas, pero creo que esto es suficiente para entender que hay soluciones política y jurídicamente viables para crear una administración Europea operativa, transparente y bajo control democrático.