miércoles, octubre 18, 2006

La II Guerra Fría: La Desnacionalización de la Política Exterior

1.-El fin del paradigma geopolítico

Mirando con amplitud al panorama político contemporáneo hay dos fenómenos que resumen todos los demás: una fuerte conmoción identitaria y un cambio de paradigma en las tecnologías del poder. Estos fenómenos se manifiestan especialmente en dos grandes procesos sociales: la violenta transición demográfica y la crisis de los Estados nacionales.

El final del Estado-nación ha sido anunciada prácticamente desde antes de su aparición. La evidente arbitrariedad de las fronteras nacionales y la ferocidad militarista de los estados han sido siempre vistas con horror por las fuerzas progresivas. Pero la división lingüística y las tecnologías de los últimos trescientos años, con un régimen de producción taylorista caracterizado por sus fuertes economías de escala (especialmente intensas en el campo militar y del control social) y altos costes de transacción han convertido al Estado nacional en el jugador principal en la escena internacional. El momento álgido de la estatalización de la política exterior fue la era de Bretton-Woods, cuando incluso las relaciones financieras entre distintas naciones estaban reguladas por acuerdos burocráticos, mientras la dinámica política internacional giraba alrededor de un juego de suma cero entre los dos superestados que representaban el socialismo y el liberalismo. Los contendientes de la I Guerra Fría eran ideológicamente internacionalistas, pero sus ideologías aspiraban igualmente a la estatalidad, y por ello eran igualmente territoriales y adictos al realismo geopolítico. La política internacional era un trabajo de diplomáticos y los agentes privados con intereses internacionales debían pasar a través del Estado para verse representados.

Obviamente esto ha cambiado dramáticamente en los últimos treinta años; la globalización económica, las grandes migraciones y las tecnologías de la información y la conectividad han des-estatalizado las relaciones entre los países. Y si la infraestructura tecnológica cambia, no hace falta ser marxista para deducir que la superestructura ideológica tiene que cambiar al unísono: la homogeneidad identitaria que facilitaba la existencia del Estado moderno ya no existe en ningún lugar del mundo, y las lealtades de nuestra era son siempre o primarias (basadas en relaciones personales o identidades tribales) o directamente internacionalistas.

El movimiento jihadista, careciendo en general de las fuerzas del Estado moderno, ha sabido evolucionar rápidamente hacia la para-estatalidad. Giles Kepel en su clásico “La Jihad” documenta claramente la aparición de una identidad islámica con aspiraciones universalistas, no solo en lucha con las fuerzas liberales, sino también con los sectores conservadores y tradicionales del Islam. Eventualmente esta identidad sobrepasa el marco estatal y se opone a el: mientras el gobierno saudí sirve sin recato a los intereses geopolíticos de Estados Unidos, la sociedad civil esta embarcada en un proyecto imperialista religioso. Y aunque Arabia es el corazón de la bestia, los tentáculos ideológicos y el apoyo económico de los saudíes llegan a todo Oriente Medio y a la Diáspora islámica.

2.-La comoditización del Estado

Para entender plenamente las dificultades que afronta el Estado nacional, el punto de partida más natural es el paper de 1937 de Ronald Coase titulado “La naturaleza de la empresa” que sintetiza los principios fundamentales de la teoría económica de la burocracia: según Coase existen dos clases de organización social posible: las estructuras burocráticas basadas en reglamentos y una estructura de poder jerárquica, y las relaciones de mercado, donde la información se transmite a través de precios y contratos no centralizados. En una economía libre se observa la existencia de compañías inmensas y de mercados altamente atomizados; Coase viene a decir que las estructuras centralizadas prevalecen cuando los costes de transacción y las economías de escala son altos, ya que en esas condiciones la ineficiencia burocracia se compensa por las ganancias derivadas del gran tamaño de las operaciones y del hecho de que las relaciones de intercambio directo contienen incentivos perversos o son difíciles de establecer.

Pero las tecnologías de la conectividad no han parado de mejorar en los últimos años: e-Bay, MSN o Google nos permiten contactar sin intermediarios y formar redes de intercambio eficientes. En el pasado, el tratamiento de amplios volúmenes de información exigía el trabajo de centenares de personas, y las grandes burocracias contaban con ventajas insuperables a la hora de recolectar y tratar los datos y de tomar decisiones. Pero cuando los cálculos más complicados se pueden hacer con un ordenador como el que estoy usando ahora, cuando cantidades enormes de información están a un clic de distancia, y formar un equipo de investigación o trabajo a larga distancia se ha convertido en algo tan sencillo como una conversación de MSN, las ventajas de los Estados y las grandes burocracias sufren una fuerte erosión y sus ganancias de eficiencia debidas a las nuevas tecnologías no son capaces de frenarla.

Esto ocurre no solo en los sectores de la producción, sino igualmente en las industrias de la captura de rentas, de la captura del Estado y de la violencia. Y en estos campos vemos como las estructuras orgánicas, no estatales, identitarias y (relativamente) descentralizadas sustituyen la violencia limitada del Estado moderno por un neo-feudalismo, infinitamente más coactivo. En los barrios de las grandes ciudades de Europa pandillas juveniles, mafias y pequeños califatos controlan cada vez más el terreno: quienes desean el poder, ya no necesitan, y a veces tampoco desean, el control del Estado. Las estructuras judiciales garantistas son progresivamente más impotentes; los banliures franceses se están convirtiendo progresivamente en “no-go areas”, y en Suecia la coacción a los testigos, un delito casi desconocido antes, se ha convertido en parte de la estrategia judicial normal. Redes de taxistas musulmanes en Dinamarca, equipados de teléfonos móviles ayudan a las familias a ejecutar crímenes de honor.

Pero esta degradación hacia abajo es solo un aspecto del cerco al Estado moderno. Hacia arriba se manifiesta en un perfeccionamiento enorme de las estrategias de captura del Estado: es decir de la conspiración, la traición y el golpe de estado. Desde hace treinta años el lobby eurábico, representado por moderados como Javier Solana y por extremistas como Ken Livingston están operando una estrategia filo-islámica que ha puesto los medios de comunicación europeos al servicio de una política migratoria que puede condenar a Europa a la pesadilla libanesa, y de un palestinismo ingenuo y antisemita. También fueron determinantes en el gran circo creado para sacrificar al pueblo serbio a las ambiciones turco-albanesas. Pero sería un error pensar en el lobby eurábico como una conspiración unificada y centralizada: por el contrario se trata de un poderoso grupo de influencia, descentralizado y unido por una combinación de ideología de la corrección política y dinero saudí (que a su vez tampoco se distribuye según un plan central). Afortunadamente, en Europa existen políticos y grupos de poder atlantistas y pro-israelíes que han contrapesado significativamente estas tendencias.

En el sector militar la democratización de las tecnologías de la información pone a los Estados y sus fuerzas militares de superficie en serio peligro: los atentados suicidas, los cohetes caseros, los RPG y los dispositivos explosivos improvisados se alían con teléfonos móviles, foros de internet y un uso intensivo de la información pública para crear nuevas variedades de guerrilla urbana, y desde la guerra del Líbano podemos hablar de una “guerrilla estratégica” basada en lanzamientos de cohetes caseros y operaciones de comando. En conjunto, nuevas tecnologías descentralizadas que ponen los antiguos instrumentos monopolizados por el Estado en manos de particulares y fuerzas para-estatales.

Pero los Estados no están desapareciendo: las economías de escala que garantizan el monopolio (cada vez menos) legal de la fuerza siguen existiendo y la imponente maquinaria burocrática del Estado es aun capaz de movilizar recursos inigualables para cualquier otro agente. Históricamente el Estado moderno ha estado unido indisolublemente a unas elites político-burocráticas que cuidaban de su funcionalidad y le imprimían una continuidad identitaria que hacía del propio Estado un actor político. Estas élites identificadas con el Estado-nación son cada vez más impotentes y otros actores, cuya relación con la estructura burocrática es totalmente instrumental son los nuevos protagonistas políticos de nuestra época. El Estado, por tanto es cada vez más una estructura muerta a merced de la captura para-estatal. Privado de las lealtades nacionales, y rodeado de tecnologías de captura y subversión, aporta cada vez menos valor añadido en la cadena del valor político y pasa de ser el actor principal de la política internacional a ser parte del campo de batalla. En terminología económica, el Estado esta siendo “comoditizado”.

3.-Outsourcing en la industria para-estatal

Ahora bien, el hecho de que los nuevos actores para-estatales sean el resultado de las tecnologías “open source” no significa que el tamaño óptimo de la organización en el campo de la captura política sea el de una empresa familiar (¡!). La industria político-militar privada esta sometida a sus propias economías de escala, y a sus propios costes de transacción y es imposible que la estructura de ese mercado sea de competencia perfecta.

Como el resto de las industrias en los últimos treinta años, la característica principal de su reorganización industrial es una separación creciente del núcleo de actividad donde se centralizan las economías de escala y los elementos de alto valor añadido de la firma, mientras los inputs normales se subcontratan en un mercado cada vez más eficiente y competitivo: frente a los grandes conglomerados de los años setenta (que buscaban maximizar su tamaño, en parte por motivos extraeconómicos, y en parte aprovechando unas siempre crecientes tecnologías de escala) la empresa moderna busca centralizar todas sus ventajas comparativas en un núcleo de mínimo volumen y aprovechar la eficiencia del mercado para abastecerse de todos los inputs normales.

Al-Queda, la franquicia para-estatal más paradigmática es también la que ha llegado primero y con más fuerza a este nuevo paradigma político-militar. Sus actividades se mueven siempre en una dirección de máxima optimalidad, desde la edición de publicaciones on-line describiendo tácticas guerrilleras al abastecimiento de armas a grupos afines. Pero Al-Queda no es en si misma mas que un brazo militar de un movimiento jihadista que no es en absoluto tan espontáneo como pretenden los analistas más ingenuos. Las nuevas técnicas militares que estamos viendo en todos los escenarios de la Jihad no son el resultado de la habilidad estratégica de los militantes sobre el terreno: por el contrario se adivina en ellos un estudiado I+D. La sofisticación política de operaciones como la del 11-M revela una comprensión estratégica que supera por un orden de magnitud no solo a los autores materiales del atentado, sino también a la de los operativos militares de Al-Queda y nos indica un cuidado análisis político. Grupos pequeños como Hizbullah cuentan con asesores militares iraníes que estan inventando una nueva forma de guerra en la que la línea entre lo táctico y lo estratégico se desdibuja. La operación militar frustrada en julio de 2006 para derribar aviones en vuelo usando explosivos líquidos revela el trabajo científico de muchos expertos, la mayor parte de los cuales probablemente no sabían para que trabajaban (ya que el núcleo del I+D terrorista posiblemente recurre al outsourcing hacia empresas y universidades para resolver muchos de los problemas técnicos que les surgen).

Evidentemente Al-Queda tiene una importante back-office: como todos los ejércitos de la historia, por cada hombre en primera línea de combate hay otros muchos en retaguardia. Y obviamente la retaguardia no provee medios logísticos (que están al alcance de cualquiera que tenga una tarjeta de crédito y una línea ADSL) sino coordinación política, financiación e inteligencia. La existencia de una clara centralización política aumenta exponencialmente el valor añadido político del terrorismo, puesto que si las acciones militares son aleatorias no influyen las decisiones políticas de los agentes (que se limitan a tratar la violencia política como un riesgo actuarial). Lo que hace a Al-Queda un actor político no es solo su habilidad de hacer la guerra, sino también la establecer treguas. De momento (y será así mientras dure la campaña iraquí), los países occidentales que no apoyen la invasión estarán a salvo. Una vez logrado ese objetivo, la Jihad se dirigirá a otro diferente. Fanatismo religioso y pragmatismo leninista.

Pero si esto es evidente en el caso de Al-Queda, no puede serlo menos en el caso del conjunto del movimiento jihadista: para que un movimiento político-militar sea viable no puede depender solo del idealismo y la identidad, sino también de unos intereses bien alineados. Junto a la superestructura ideológica existe (si, querido Marx) una infraestructura material. Alrededor de la Jihad hay comercio de armas, crímenes comunes, intereses políticos locales, y sobre todo mucho dinero y mucho capital, en general proviniente de las grandes fortunas del Golfo. Las bombas de Al-Queda solo cobran su pleno sentido cuando son retransmitidas por Al-Jazeera. Los medios de comunicación occidentales están muy participados por intereses saudíes (normalmente autónomos respecto de la Casa de Saud). El lobby académico de Edward Said genera la ideología que vomita “The Guardian”, y “The Guardian” sostiene la facción filo-islamista de Livingstone y Galloway: probablemente todos cobran de Arabia y probablemente muchos no lo saben. La existencia determina la conciencia y la conciencia transforma la existencia. Las redes de intereses se cruzan con las redes ideológicas. Eso es un movimiento ideológico: ni caos orgánico ni colusión centralizada: un equilibrio social.

Nuestro bando, desgraciadamente, sigue preso del fetichismo del Estado moderno, y eso nos hace tan vulnerables como el propio Estado. Alguien que se hubiese enrolado en los servicios de inteligencia españoles en 2003 con la idea de tomar parte en la contención de la Jihad, estaría en 2006 trabajando para el gobierno más eurábico del continente. Mucho más maduro políticamente, el pueblo americano parece representar un baluarte seguro contra el islamo-nazismo. Pero el Estado americano está en ocasiones atado de pies y manos, y su captura parcial no puede ser totalmente descartada. En el momento presente solo el Estado de Israel parece totalmente inmune a ser capturado y aún así su democracia también da pruebas de una creciente inmadurez postmoderna.

La solución es imitar la estrategia para-estatalista del enemigo. Si las fuerzas antifascistas pretenden prevalecer, desde luego deberán utilizar al Estado, que sigue siendo una incomparable acumulación de poder, pero no deben depender de él. Los académicos neoconservadores americanos, Halliburton y los think-tanks han sabido representar un poder independiente en América que parece capaz de instrumentalizar el Estado para luchar el conflicto actual. Por si esta instrumentación se vuelve inviable es esencial plantear las operaciones anti-jihadistas de forma que puedan ser cada vez más autónomas, y más económicamente autosuficientes. Y no se puede perder de vista el trabajo necesario para capturar los estados para el conflicto.

Por eso, los grupos de interés antifascistas (empezando por todos los lobbies filo-sionistas) deben plantearse una estrategia global de inversiones (y colaboración mutua) en sectores de alto valor añadido político: compañías de seguridad, alta tecnología, consultoría estratégica, finanzas, universidades privadas y sobre todo medios de comunicación. Una estrategia de off-shorización del conflicto. Y un trabajo para crear un verdadero movimiento ideológico y de masas comprometido con la razón y el individualismo, no solo a nivel de Occidente, sino también en los países musulmanes, donde estas ideas tienen partidarios tan apasionados como nosotros mismos.


PD1.- Global Guerrillas incluye una amplia documentación sobre el tema de los agentes militares para-estatales: en mi opinión peca de simplismo al apoyar la teoría de las redes totalmente no centralizadas (en oposición al modelo núcleo-periferia que yo he descrito arriba), pero sigue riendo un “must read” sobre el tema. Al blogroll.

PD2.-“Eowyn” de “Noticias de Eurabia” ha vuelto en: The Anti-Jihad Pundit y Toasted Bread.

PD3.- Andrés Gil Van der Walde (de Liberalismo.org) ha abierto un blog propio llamado “Escepticismo y Libertad” que no solo es intelectualmente brillante sino también estéticamente espectacular.

10 Comments:

At 9:39 a. m., Anonymous Anónimo said...

El post es magnífico.

Estos días vemos cómo Dña. Mercedes Rico-Godoy y la mismísima Fundación Santa María colaboran con la plataforma islámica de Riay Tatary. Regocijo y Ferreros-roché.

Los del exCESID saben mucho del señor Tatary, un sujeto de corta estatura y muy malas intenciones, y, al menos durante el aznarato, solían aleccionar a quienes negociaban con él.

Tampoco hacía falta, porque al enano de jardín ese se le entiende todo: mantener la disciplina endogámica entre los musulmanes, sí o sí, caiga quien caiga.

No sé si trabajaría para el CNI en estos tiempos. No sé.

 
At 12:30 p. m., Blogger Iracundo said...

¿Y si el problema se solucionase por sí mismo? Imagina que mañana sale a la luz una nueva tecnología en el campo de la obtención de energía, ¿no eliminaría a los saudíes y sus dineros de la ecuación? Pues que tuviesen una reacción nihilista-destructiva a lo Japón en 1941 del tipo "ahora o nunca", pero sin duda sería su final. Eso si entendemos que el jihadismo no es tan espontáneo como algunos dicen, como apuntas.

Me parece deseable, no obstante, la creación de un bloque fuerte de pensamiento pro-individualista que "capture" a las masas en proceso de "anglosajonización" como las españolas u otras. Creo que con expulsar la propaganda socialista, el discurso políticamente correcto, muchos millones se convertirían a una ideología más pro-occidentalista. Eso y no otra cosa serían buenos mimbres para el establecimiento del "nuevo orden" mundial que cada vez más algunos de nosotros no sólo interpretamos como inevitable sino como deseable: el advenimiento del Imperio liberal. Un imperio que desarrollará un moderno y saludable colonialismo librecambista que daría final al problema de África en dos generaciones y se establecería como una fuerza opuesta a la creciente China. Si esto no ocurre... África seguirá como sigue y Europa acabará devorada por un nuevo totalitarismo de corte medieval.

Como siempre un placer leer tus artículos Kantor, a ver si un día hablamos.

Salud y libre comercio

 
At 9:22 p. m., Anonymous Anónimo said...

Isidoro «¿Y si el problema se solucionase por sí mismo? Imagina que mañana sale a la luz una nueva tecnología en el campo de la obtención de energía, ¿no eliminaría a los saudíes y sus dineros de la ecuación?»

Podría ser, pero lo que hemos visto hasta ahora no apunta a esa dirección. Occidente no solo financia la protección de la agresión, soporta los daños y paga la respuesta sino que paga también la reconstrucción de los daños provocados por esta respuesta. Y lo hace, no solo indirectamente comprando petróleo, sino directamente. Vease conflicto en Israel, el caso en que esto es más evidente. La salida del dinero árabe de la ecuación, disminuiría la intensidad de la agresión, pero TODOS los costos involucrados correrian por nuestra cuenta, sin NADA (petróleo, mercado consumista, capital finaciero, etc) a cambio.

Con un occidente de sociedades estatalizadas, nihilismo político, y economía intervenida, el enfrentamiento-sumidero provocaría una depauperación aún más acelerada. Sin contar la posiblemente rápida fanatización de los grupos bruscamente empobrecidos que hoy nos conceden un desprecio indiferente.

Occidente no puede dar lo que no tiene: Libertad. Esta debe ser buscada y defendida dentro: estado limitado y no garantista, libre comercio y de flujo de capitales, moneda sin curso obligatario, etc. y exportada con relaciones serias:inversiones con defensa firme ante cambio de reglas, cero premios a la irresponsabilidad (ayudas, cancelación de deudas, reconstrucciones gratuitas...) y expediciones de carácter exclusivamente punitivo. Como en casi todo, hay que empezar por casa.

Interesante post Kantor, que más que comentarios, me genera preguntas. Te escribiré luego.

 
At 12:23 a. m., Blogger Kantor said...

"el advenimiento del Imperio liberal. Un imperio que desarrollará un moderno y saludable colonialismo librecambista que daría final al problema de África en dos generaciones y se establecería como una fuerza opuesta a la creciente China"

La Hegemonia Americana, tal como está es mas que suficiente: es mejor que el imperialismo directo. En cuanto a China... tengo la esperanza que se una pacificamente al nuevo orden Global.

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estado limitado y no garantista, libre comercio y de flujo de capitales, moneda sin curso obligatario, etc. y exportada con relaciones serias:inversiones con defensa firme ante cambio de reglas, cero premios a la irresponsabilidad (ayudas, cancelación de deudas, reconstrucciones gratuitas...)

Tomarnos en serio a nosotros mismos.

Voy a resumir mi opinion: la mision principal de la fuerza militar debe ser evitar la proliferción nuclear; el resto del intervencionismo militar, cuanto menos, mejor.

 
At 3:45 a. m., Anonymous Anónimo said...

«Tomarnos en serio a nosotros mismos.»
Je Je. De acuerdo, pero yo hablé como "think tank" y tú como político. En lo apuntado hay avances y retrocesos en todo el mundo, pero creo han ocurrido progresos que tienden a intensificarse. Causas que me hacen ser optimista:
a)La jubilación de la generación baby-boom mundial de los 50 unido a la crisis demográfica inducida de los 70 ha traido crisis a los estados de bienestar y disgusto a los pagadores de impuestos. Tambien claro, ha impulsado la alienante percepción de que la inmigración viene a pagar impuestos, pero esto ha calado poco, amen de los problemas inherentes al asunto.
b)El retiro de los políticos del movimiento hippie.
c)La globalización económica e informativa.
d)A Castro le queda poco (es el último de los grandes dinosaurios de primera generación, y es de gran influencia dentro del progresismo mundial, por insignificante que parezca)
Otras son fuerzas más sordas(generan menos titulares de prensa)
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En general, el crecimiento de Asia parece positivo. Por mi parte, espero más del despegue de la India. Hay riesgos ciertos de la desintegración de China, aunque de ocurrir, es más probable una confederación más o menos cohesionada con algún que otro trozo independizado. Lo peor y afortunadamente más improbable, es el fraccionamiento en una docena de norcoreas. Esta última posibilidad asusta.

 
At 4:45 p. m., Blogger Marzo said...

Comentarios rápidos sueltos:

-...sustituyen la violencia limitada del Estado moderno por un neo-feudalismo, infinitamente más coactivo. Con ser cierto, es posible precisamente en la medida en que el estado moderno ha procurado, y conseguido, mantener a su llamada ciudadanía como a herd, not a pack. Recuerdo que tú mismo observaste, cuando aquella toma del tren francés por una manada de "jóvenes", que no hubiera podido ocurrir en Suiza ni en Israel.

(Esto enlaza con el "Occidente no puede dar lo que no tiene: Libertad" de Renegm).

-Muy buena observación la de la conspiración descentralizada.

-(Detalle picajoso): los cohetes de Hizbulá, si con "la guerra del Líbano" te refieres a la campaña de este año, no eran caseros sino procedentes de Irán.

-¿Has leído "Viernes", de Heinlein?

 
At 11:46 a. m., Anonymous Anónimo said...

En el proceso de comoditización al que aludes, la percepción de estado-botín va junto a estado-herramienta, llevando al poder en democracia a políticos con mentalidad de Miss Universo cleptócrata. La disminución del tamaño del estado y el aumento de la libertad ciudadana redundaría en menores posibilidades de parcelación y en actores políticos más serios.

PS ¿Conoces este sitio? http://www.scl.cc/home.php

 
At 2:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Tomado de Barney y Bagdad por THOMAS L. FRIEDMAN

(...)La violencia en Irak no es tan coordinada como la de Vietnam. Hay pequeñas bandas de sunitas y chiitas matándose en choques sectarios, baasistas y yihadíes atacando a fuerzas de Estados Unidos e Irak en esfuerzos más organizados, sunitas peleando contra kurdos por territorios en el norte de Irak, y para rematar, una criminalidad rampante.
(...)
...una postal del Frente Mundial de Medios Islámicos que apareció el 11 de agosto en el sitio yihadista de Ana al-Muslim, en internet. Empieza: ``La gente del yihad necesita llevar a cabo una guerra mediática que sea paralela a la guerra militar y ejercer todos los esfuerzos posibles por ganarla. Esto debido a que podemos observar el efecto que los medios de comunicación masiva tienen sobre los pueblos''.

Más adelante, explica que con el fin de que los videos de ataques contra las tropas de EEUU tengan el mayor impacto, ``harán falta algunas personas que dominen el uso de programas de gráficos, como Photoshop, 3D Studio Max u otros programas que la gente del yihad necesitará para hacer clips de video sobre las operaciones''.

Al final, el sitio en la red sugiere que los yihadistas inunden los chat rooms con mensajes electrónicos y videos de sus operaciones, así como ''canales de televisión'' y a ''escritores famosos en Estados Unidos que tengan direcciones públicas de correo electrónico como Friedman, Chomsky, Fukuyama, Huntington y otros''. Esta es la primera vez que estoy en la misma lista de correo que Noam Chomsky.

 
At 7:56 p. m., Anonymous Anónimo said...

En el mundo actual (y no sólo en él) tienden a utilizarse muchas palabras para justificar el sufrimiento. Todos sabemos cómo y cuándo se hace daño. La estrategia para evitarlo es simple: no hacerlo y no defenderlo. Nunca.

 
At 1:07 p. m., Blogger Alfonso Vázquez said...

Los estados han venido manteniendo el control del pensamiento durante milenios. Si inicialmente su función era administrar los excedentes que las florecientes sociedades fluviales iban acumulando, cada vez fueron adquiriendo más competencias, y en poco tiempo controlaban la moralidad y las vidas de los gobernados. Para ello se rodearon de dos instituciones creadas al efecto: ejército e iglesia. La represión se ha venido manteniendo hasta nuestros días. Sin embargo, voces críticas, filósofos y sociólogos hablan de al desaparición del estado como lo conocemos hoy día. Bertrand Russel y posteriormente Noam Chomsky (Estados fallidos. El abuso de poder y el ataque a la democracia, 2007) hablan de la desaparición del estado. Más próxima a la vertiente ciberantropológica de este foro encontramos la obra de Castells, que nos habla del estado red. ¿Será posible esta nueva sociedad? ¿Estamos preparados para vivir en libertad, sin un control gubernamental que delimite nuestros pasos? La respuesta la obtendremos en los próximos años.
Alfonso Vázquez
www.ciberantropologia.org

 

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