Wittgenstein (I): Logica y necesidad metafísica
Dos virtudes fundamentales adornan el “Tractaus logicus philosoficus” de Wittgenstein: por un lado es un compendio de todas mis obsesiones ontológicas, y por otro esas obsesiones están expresadas en un estilo insuperablemente sintético y perfectamente claro.
Gracias a estas dos virtudes es muy fácil usar el “Tractatus” como un guión sobre el cual, a base de aclaraciones y refutaciones explorar mis propias ideas, ahorrándome así el trabajo de construir un texto estructurado.
Quiero empezar por tanto con la siguiente anotación:
“Si un dios crea un mundo en el que determinadas proposiciones son verdaderas, con ello crea un mundo donde todas las proposiciones que se siguen de ellas son también verdaderas. Y de un modo similar no podría crear un mundo en que la proposición p fuera verdadera sin crear todos sus objetos”
Tractatus 5.123
“Se puede ir contra las leyes de la física pero no contra las de la geometría”
Esta es una maravillosa exposición de la falacia de la necesidad metafísica.
La tradición filosófica occidental desde la escolástica ha tratado con dos géneros de verdades: las verdades metafísicas que derivan de la lógica y las verdades empíricas que dependen de la observación. Según esta doctrina las Matemáticas describían el universo de lo metafísicamente inevitable y la Física describía las verdades naturales contingentes.
Esta distinción a su vez tenía un contenido teológico: mientras que Dios podía alterar las leyes de la naturaleza, no podía sin embargo derogar las verdades metafísicas. En particular Dios podía hacer que los cuerpos “cayeran para arriba”, pero no podía construir un “circulo cuadrado”.
Todos los que hemos tratado con la lógica nos sentimos maravillados acerca de la capacidad de la mente para encontrar “leyes lógicas” incondicionales que parecen estructurar el mundo sin pertenecer a el. Pero es justo esa la falacia: la lógica no estructura el mundo, sino el pensamiento.
“La lógica acota los limites de lo POSIBLE” afirma el teólogo medieval…pero yo digo mas bien que “La lógica acota los limites de lo PENSABLE”.
Efectivamente Dios no puede construir un “circulo cuadrado” pero no por que sea “imposible” sino porque pedir un “circulo cuadrado” es no pedir nada.
La lógica es la ciencia de la atribución de significado y por tanto no limita el mundo exterior (ni factual ni condicionalmente). La lógica limita nuestro mundo interior.
Por tanto cuando exigimos que las leyes de la ciencia sean lógicamente consistentes no lo hacemos porque el universo “sea” lógicamente consistente, sino porque las leyes de la física tienen que tener significado y lo incoherente no significa.
La coherencia no es pues una exigencia del universo físico sino del entendimiento humano.
Una “buena descripción del universo” en particular tiene que ser “descripción”, es decir tiene que tener contenido semántico. En un buen modelo del universo (o de cualquiera de sus partes) los objetos sintácticos tienen que tener un equivalente semántico (es decir no puede haber “círculos cuadrados”) y un equivalente físico.
Por ejemplo, un “triangulo rectángulo en el plano tal que el área del cuadrado de los catetos no es igual al área del cuadrado de la hipotenusa” es un objeto que no tiene contraparte semántica (¡y por eso es lógicamente imposible!), mientras que el concepto de infinito (que tiene contraparte semántica) no tiene contraparte física (y por eso aparece en la Física solo como aproximación, y sin embargo es legítimo en Matemáticas).
No quiero dejaros con la sensación de que la lógica no me parece relevante: la Ciencia es una actividad que pretende hacer el mundo accesible al pensamiento. Y eso exige no solo clarificar el mundo, sino también clarificar el pensamiento.