miércoles, diciembre 15, 2004

La poesia épica de Karl Marx

Debo reconocer que mis gustos estéticos son omnívoros y frecuentemente amorales. No quiero afirmar que las patologías ideológicas o las perversiones éticas no erosionen el valor de la obra literaria o artística. Es difícil que el arte sobreviva a la persistencia en el error o la glorificación del mal. Pero aunque lo moral suele afectar a lo estético, esta relación no es automática.

Y al contrario que los talibanes, que destruyeron las estatuas de Buda, yo creo que no hay deidad suficientemente pagana como para que la belleza no pueda redimirla. Por eso, me inclino ante el verdadero arte, aun cuando su objetivo manifiesto sea la infamia.

La obra de Kart Marx es amplia, y contiene algunos textos abstrusos y pretenciosamente filosóficos, de los que la posteridad prescindirá sin remordimientos. Entre ellos está “El Capital”, un libro en el que la pesadez formal esconde la confusión intelectual. Otros son simpáticos libelos salpicados de frases brillantes, como las “Tesis contra Feuerbach”, la undécima de las cuales describe con precisión definitiva, e ingenuidad adolescente la falacia central del activismo político: “Los filósofos han intentado comprender el mundo. Ahora se trata de cambiarlo”

Pero Karl Marx es también el autor del más maravilloso poema épico del s.XIX, “El Manifiesto Comunista”. Cuando busco en mi mente una obra similar, solo me vienen a la cabeza Homero y la Biblia. La voz de Marx es profética y parece abarcar el mundo entero. En menos de 200 páginas, Marx nos describe el enfrentamiento telúrico entre dos colectivos irreductibles y antagónicos: la burguesía y el proletariado. Al igual que en el Diablo en el “Paraíso perdido” de Milton (que se come la escena, a pesar de las intenciones piadosas del autor), la burguesía es la protagonista involuntaria del Manifiesto. Es pintada con los colores mas crueles, pero también es un ser fascinante, cuya voracidad suicida tiene un halo de romanticismo siniestro.

“La burguesía ha producido maravillas mucho mayores que las pirámides de Egipto, los acueductos romanos y las catedrales góticas; ha acometido y dado cima a empresas mucho más grandiosas que las emigraciones de los pueblos y las cruzadas.
La burguesía no puede existir si no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con él todo el régimen social. Lo contrario de cuantas clases sociales la precedieron, que tenían todas por condición primaria de vida la intangibilidad del régimen de producción vigente. La época de la burguesía se caracteriza y distingue de todas las demás por el constante y agitado desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica incesantes. (…)
La necesidad de encontrar mercados espolea a la burguesía de una punta o otra del planeta. Por todas partes anida, en todas partes construye, por doquier establece relaciones.(…)
La burguesía, con el rápido perfeccionamiento de todos los medios de producción, con las facilidades increíbles de su red de comunicaciones, lleva la civilización hasta a las naciones más salvajes. El bajo precio de sus mercancías es la artillería pesada con la que derrumba todas las murallas de la China, con la que obliga a capitular a las tribus bárbaras más ariscas en su odio contra el extranjero”


La descripción del proletariado, donde era tan fácil caer en la conmiseración y la sensibleria, revela la firmeza narrativa de Marx: su obra no trata sobre las personas, y la compasión sería obscena:

“Desde hace varias décadas, la historia de la industria y del comercio no es más que la historia de las modernas fuerzas productivas que se rebelan contra el régimen vigente de producción, contra el régimen de la propiedad, donde residen las condiciones de vida y de predominio político de la burguesía. (…)
Y la burguesía no sólo forja las armas que han de darle la muerte, sino que, además, pone en pie a los hombres llamados a manejarlas: estos hombres son los obreros, los proletarios”

Pero para escribir un poema épico eficaz (y el Manifiesto es el texto mas eficaz de la modernidad) es necesario un elemento humano, un matiz que implique al lector. La casta escogida, “los comunistas”, la vanguardia militante, pone cara a ese proletariado amorfo, y hace de voz solista para el coro de los trabajadores:

“Los comunistas son, pues, prácticamente, la parte más decidida, el acicate siempre en tensión de todos los partidos obreros del mundo; teóricamente, llevan de ventaja a las grandes masas del proletariado por su clara visión de las condiciones, los derroteros y los resultados generales a que ha de abocar el movimiento proletario”

A la solemnidad profética, Marx le añade un factor sutil y nunca suficientemente explotado hasta entonces en el género épico: la ironía. Pero no es un humor divertido, que rompería la tensión del texto, ni tampoco un sarcasmo aristocrático, capaz de provocar el rechazo del público. Es una ironía sutil y ácida, llena de desprecio casi inconsciente, y eliminada del ojo del espectador antes de ser percibida.

“Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes.(…)
Es natural que la burguesía se represente el mundo en que gobierna como el mejor de los mundos posibles. El socialismo burgués eleva esta idea consoladora a sistema o semisistema. Y al invitar al proletariado a que lo realice, tomando posesión de la nueva Jerusalén, lo que en realidad exige de él es que se avenga para siempre al actual sistema de sociedad, pero desterrando la deplorable idea que de él se forma.(…)
Todo el socialismo de la burguesía se reduce, en efecto, a una tesis y es que los burgueses lo son y deben seguir siéndolo... en interés de la clase trabajadora”

Alguien podría afirmar que el Manifiesto contiene argumentos tramposos. Yo diría que apenas contiene argumentos. Contiene imágenes mentales, vastas descripciones y algunos hechos empíricos escogidos con cuidadosa parcialidad.

El conjunto resulta literariamente formidable, y lo es más si tenemos en cuenta que es superficialmente una obra no literaria, y que cultiva un género tan esquemático como la alegoría, en desuso desde la Edad Media, y que Marx elevó a su máxima expresión.

sábado, diciembre 11, 2004

Mitologia y cosmovisión neocon

Nada halaga mas a la imaginacion del publico que reducir la complejidad de los asuntos mundiales a la colusion de unas pocas manos, a las que se atribuyen poderes fantasticos y designios siniestros.

Durante los ultimos tres años, los thinks tanks neoconservadores han sustituido a las logias masonicas y a las sinagogas centroeuropeas en la imagineria de la conspiracion.

Por eso voy a intentar clarificar en este post, quienes son y que anima a los neonconservadores americanos. Sin entrar en las aburridas complejidades filosoficas de la obra de Leo Strauss, voy a centrarme en los tres ejes fundamentales del discurso neocon.

LA INSOSTENIBILIDAD DEL LIBERALISMO: En terminos morales los neocon pueden ser calificados de utilitaristas liberales (version neoclasica, en general). Aceptan que una sociedad libre y relativamente descentralizada es capaz de ofrecer a sus miembos el maximo bienestar y garantizar a los mejores individuos la libertad de creacion y pensamiento. Pero los neocons nunca se quedan en los terminos morales: lectores de Aristoteles y Maquiavelo, son conscientes de las debilidades estructurales de las sociedades libres y de la vulnerabilidad que presentan ante sociedades e ideas coactivas y autoritarias. No solo toman en cuenta los argumentos del liberalismo clasico, que es la teoria de las relaciones consensuales entre individuos, sino tambien son muy conscientes de los argumentos del realismo poilitico, que es la triste ciencia de las relaciones de coaccion y conflicto entre estructuras de poder. A la luz del realismo politico, los necons tienen una agenda necesariamene contradictoria, pues luchan para establecer el liberalismo (entiendase aquí capitalismo mixto y democracia representativa) utilizando no obstante, los metodos y estructuras de las sociedades e ideologias autoritarias a las que pretenden combatir. Esto es partucularmente evidente en la politica exterior, donde los necon mezclan el idealismo liberal con el activismo revolucionario. Pero su agenda conflictiva tambien afecta al frente interno, donde por ejemplo, piden una politica inmigratoria no-individualista (en el sentido de vetar la inmigracion musulmana, es decir de discriminar según el grupo religioso). Como es posible que un liberal apoye la discriminacion religiosa? Bueno, de ninguna forma: los necon NO son liberales: son TAN LIBERALES COMO EL REALISMO POLITICO PERMITE. Y ven en el Islam actual un riesgo politico que justifica tomar medidas anti-liberales.

LA PELIGROSIDAD SOCIAL DEL ATEISMO: El pensamiento neocon se ha nutrido de la clase media-alta de Nueva Ingaterra, especialmente judios neoyorkinos con un pasado izquierdista, y en general ateos o agnosticos. Y sin embargo, los neocon son defensores de la religiosidad como elemento de articulacion social.
Su situacion es parecida a la de un cuento de Geoge RR Martin, que trata de una orden religiosa que posee una prueba irrefutable de la inexistencia de Dios, pero se juramentan a luchar hasta la muerte para que esa terrible vedad no sea revelada al mundo.
La obra de Strauss identifica que el conflicto entre pensameinto secular y religion es uno de los motores intelectuales de la civilizacion Occidental, y que la sostenibilidad de una civilizacion libre depende de una reserva de honradez incondicional que tiene que tener base religiosa. Digamos que el ideal de Strauss es una religion libre de irracionalidad (por ejemplo las prohibiciones sexuales o el rechazo a la ciencia) y que no obstante, consagre los principios de convivencia civil.

EL ELITISMO Y LA MERITOCRACIA: Los neocon suelen ser tecnicos sociales (politologos, economistas, militares, ejecutivos) y como tal, tienen una actitud politica pragmatica y elitista. De hecho el elitismo como base de la actividad politica es el elemento central de la obra de Strauss (que recoge de las ecuelas filosoficas griegas). Por supuesto los straussianos no pretenden crear una meritocracia explicita (que acabaria siendo una aristocracia hereditaria y corrupta) sino que se articulan como una red de intereses y un frente ideologico. Consideran que las sociedades libres son las que mejor garantizan un regimen meritocratico, y a la vez, como escuela politico-filosofica, pretenden utilizar los recursos de poder para extender su ideologia, y para reclutar a la siguiente generacion de neocons.

Estos tres puntos hacen a los neconservadores una fuerza politica e ideologica flexible, militante y disciplinada, tan alejada del pensamiento debil y del utopismo izquierdista como del tradicionalismo y del nacionalismo. Cayendo ahora en una metafora pop, me recuerdan a los caballeros Jedi, la aristocracia semireligiosa que protegia a la Republica y a la vez la utilizaba como vector de sus ideas.

Quiza os parezca que estos gelidos conspiradores nunca se sentirian identificados con un producto cultural popular como Star Wars: estarias muy equivocados: en el Weekly Standard, el organo oficial del neoconservadurismo americano, a veces hacen divertidisimas exegesis de la Guerra de las Galaxias, y de vez en cuando protestan amargamente por los horribles cambios que ha hecho George Lucas en las peliculas originales.
Porque lo freak no solo es compatible con lo clasico, sino que son complementarios.

PD.-Perdonad la falta de acentos y los typos que pueda haber, pero estoy con teclado ingles y sin spell ckecker de español.

domingo, diciembre 05, 2004

Los déficits gemelos y el dumping asiático

Uno de los motivos principales de discordia y confusión en nuestro mundo es que la democracia y los mercados libres generan una intensa percepción de debilidad. Aquellos que están acostumbrados a organizaciones sociales jerárquicas y explicitas, ven en las estructuras auto-sostenidas, desorden y fragilidad. Esta ilusión conduce a déspotas, terroristas y burócratas de todos los colores a lanzar ataques más o menos cruentos contra las sociedades libres, pensando que estas no son capaces de defenderse.

En particular, desde hace treinta años, los Estados Unidos sufren asaltos combinados por parte de las industrias fuertemente intervenidas de algún país asiático, utilizando toda clase de técnicas comerciales concertadas y basadas en subsidios. Los lectores de Sun Tzu olvidan que su libro no se titulo “El Arte del Comercio”. Sistemáticamente, estos asaltos acaban en fracaso (body count: Japón, Corea, Malasia…), y como no, la culpa la tienen los conspiradores judeo-bancarios de Washington y Londres.

Hoy toca, pues, hablar del yuan. Los fundamentalistas de mercado suelen considerar que todos los regimenes monetarios salvo la flotación libre conducen al desastre y a la condenación eterna. Pero yo no soy un freak de los mercados de divisas: son los más inestables y los más dados a toda clase de equilibrios autoinducidos y operaciones extrañas. Comprendo perfectamente que países relativamente pequeños y financieramente frágiles se eviten los riesgos de la flotación, utilizando algún sistema de control de capitales y un tipo oficial de cambio. Sin embargo, la esencia de las políticas sanas de control de cambio es replicar el cambio que generaría el mercado, evitando la volatilidad que le acompaña. Toda política cambiaria que vaya en otra dirección es insostenible, y daña la economía de quien la practica y de sus socios comerciales.

Replicar el tipo de cambio "de mercado" no es tan difícil: bajo un sistema de cambio intervenido como el chino, el estado actúa como una caja de compensación, donde los nacionales van a cambiar su dinero por divisa a un tipo fijo (en este caso yuanes contra dólares) y los extranjeros cambian divisa por moneda nacional. Si el tipo de cambio es sostenible (es decir replica al que pondría el mercado, ahorrándose la volatilidad) entonces las reservas de divisa del Banco Central se mueven alrededor de un valor fijo. Si la moneda nacional esta sobrepreciada, el Estado pierde reservas consistentemente. Si esta por debajo de su valor, el Estado acumula reservas. China ha multiplicado por 5 sus reservas en dólares desde 1999, pero en vez de realinear el tipo de cambio, ha decidido mantenerlo como política mercantilista, dañando el tejido industrial norteamericano.

Durante los años del boom.com, la Reserva Federal no le dio mayor importancia, primero porque los chinos no eran nadie, y después porque consideraban que externalizar parte de la industria era una forma de centrarse más en la “economía del conocimiento” (la afición de Greespan por la ciencia-ficción es un riesgo nunca del todo descontado por los mercados) Paro cuando la Reserva tuvo su ataque de cordura, los norteamericanos tenían un déficit comercial con China de cerca del 1.1 % del PIB, y todas las industrias de manufacturas del país estaban en riesgo (por lo demás, el sistema financiero chino también había quedado al borde de la bancarrota) La recesión parecía inminente y China crecía al 10% anual (amenazando, de paso, con devorarse a si misma).

Llevados del mismo espíritu multilateralista que hizo posible el genocidio de Rwanda, las delegaciones americanas, vestidas de cilicio y tirándose ceniza sobre la cabeza, fueron a Ginebra a protestar ante la Organización Mundial de Comercio. Los chinos invocaron su soberanía nacional y los americanos se volvieron a casa como habían ido.

Podrían haberse quedado de brazos cruzados, y ahora los Estados Unidos sufrirían la mayor recesión después de la del 29. La otra opción era hacer una fuerte política proteccionista, que hubiese provocado Dios sabe que desastres estratégicos, y hubiese roto el sistema de la globalización. Afortunadamente había una solución mejor para todos.

Y la solución fue aprovechar que los chinos, para mantener su tipo de cambio tenían que aceptar la acumulación sistemática de dólares. Esos dólares iban a comprar bonos del Tesoro, que así mantenían artificialmente bajo el tipo de interés al que se endeuda el gobierno de los Estados Unidos. Ante esta inesperada fuente de financiación barata, la Reserva Federal lleva 3 años haciendo la vista gorda ante la “irresponsabilidad fiscal” de la administración Bush, que en realidad es la irresponsabilidad del gobierno chino (y otros gobiernos asiáticos, aunque aquí nos centraremos en China), por dar esa financiación barata.

En que se ha gastado el dinero con el que, generosamente, los chinos han obsequiado a la potencia imperialista? En parte en la guerra, claro, pero en una pequeña parte: los 140.000 soldados que América tiene en Irak, son una fracción irrisoria de su población activa (del orden del 0.07% =(140.000/180.000.000) y además, no la fracción mas cualificada: no por falta de educación, sino por ser muy jóvenes), y aunque los costes de la invasión fueron astronómicos, la continuación de la ocupación es mucho más barata. Básicamente esa pasta ha ido a un programa keynesiano (totalmente reversible, al contrario que los programas “sociales”) de estimulación, vía bajada de impuestos. Es cierto que las rentas más altas han sido más beneficiadas, pero en general todo el mundo ha notado la reducción impositiva. Dado que la barra libre viene de Asia, no es una política costosa, y la prueba es que la inflación esta de momento bajo control y los tipos de interés van subiendo muy escalonadamente.

Para los aficionados al género profético, versión “caída de Babilonia”, voy a acabar con una comparación entre los USA y Europa: La deuda pública europea es de más del 100% del PIB, la americana de menos del 60%. La tasa de fertilidad en los USA, esta en 2.1 hijos por mujer, en Europa, debajo de 1.6. La insostenibilidad del sistema publico de pensiones en Europa esta infinitamente mas acentuada en los USA. Además es cierto que un euro vale hoy 1.35 dólares, pero hace dos años, un dólar valía 1.20 euros. Mientras no haya fuertes diferenciales de inflación (y los bancos centrales no lo permitirán), las oscilaciones, lo son alrededor de un valor de largo plazo común (del orden de 1 dólar por euro).

Vamos, que si no os importa, esperaré el Apocalipsis económico tomándome un Jack Daniels.

PD.-El próximo post, Jack Daniels en mano, prometo que no será sobre economía.

sábado, diciembre 04, 2004

Unión Monetaria: éxitos coyunturales, fracaso estructural

Hace 3 años desde que el Euro se hizo carne y acampó entre nosotros. Tres años de aparente consolidación e incluso de inesperado éxito. Mientras escribo esta líneas, el Euro se cotiza por encima de los 1.3 dólares y su rally alcista parece imparable. Algunos bancos centrales se plantean utilizarlo como moneda de reserva y Europa es hoy el primer acreedor neto del mundo.

Aunque la descripción euro-optimista de arriba es engañosa (no hay casi un solo indicador de sostenibilidad en el que Europa no este peor que los USA) no voy a centrarme ahora en ella. De momento voy a dar por buenos los “éxitos coyunturales” del Euro para proceder a analizar el enorme fracaso estructural y político en que se ha convertido nuestra moneda única.

Volvemos a James Buchanan y su Teoría de la Elección pública: ese lugar donde el Constitucionalismo Americano se cruza con la Teoría de Juegos.

Durante años los economistas han desarrollado explicaciones del endeudamiento suponiendo que el Estado era un planificador benevolente que buscaba el bienestar de los gobernados. Pero una y otra vez, estas teorías se chocaban con la evidencia empírica: el endeudamiento del Estado era persistentemente superior al que la hipótesis de benevolencia indicaría. Por supuesto, antes de desechar la hipótesis del planificador benévolo se ensayaron toda clase de piruetas incluyendo rigideces, información asimétrica, equilibrios autoinducidos…

Y sin embargo ya en los años 50, Buchanan había roto el tabú de la hipótesis de benevolencia, y propuso en su lugar que el planificador buscaba mejorar el bienestar de los agentes DURANTE SU PERIODO en el cargo.

Uno de los motivos por los que esta idea fue poco atractiva para los economistas es que supone que el votante no es un agente absolutamente racional: si lo fuese penalizaría los déficits en las urnas. Pero es una hipótesis razonable: en general el déficit del Estado no suele ser la prioridad en la agenda del votante.

Así visto, la ineficiencia fiscal de los gobiernos democráticos podría ser catastrófica: el gobierno tiene incentivos para endeudarse hoy, comprar favores políticos con ese dinero, y dejar la deuda a los gobiernos siguientes.

Aunque el concepto es intuitivamente atractivo, uno sospecha de inmediato que algún factor externo tiene que limitar este esquema de endeudamiento masivo, porque aunque observamos déficits persistentes, no suelen ser tan enormes como sugiere esta hipótesis.

Ese factor son los tipos de interés: cuando el gobierno incurre en déficits fuertes, compite con el sector privado para captar ahorro y lógicamente el precio del ahorro (el tipo de interés) aumenta.

El tipo de interés no es como el déficit publico: no se puede ocultar de la vista del votante: afecta directamente a su bolsillo si esta endeudado y reduce la inversión y el empleo. Es cierto que con moneda fiat el Banco Central puede acomodar transitoriamente los déficits, pero nunca totalmente.

En la Unión Europea, desagraciadamente, aunque cada gobierno controla su propio déficit, el tipo de interés es común. Esto quiere decir que el déficit público de cada gobierno contribuye muy poco a la formación del tipo de interés de Eurolandia.

Los Gobiernos Europeos están atrapados en un equilibrio perverso, donde, aunque el interés común es claramente mantener un déficit y unos tipos de interés bajos, existen incentivos a endeudarse para todos los países. Esta situación fue prevista, y para afrontarla se invento el pacto de estabilidad.

El Pacto consistía en poner un máximo del 3% del PIB (que ya es!!) al déficit de los países de la Unión Monetaria. En caso contrario habría sanciones. Pero aun con este generoso máximo, no han sido capaces de cumplir (y claro, el Consejo de Ministros no se ha castigado a si mismo). Así que estamos sin Pacto de Estabilidad, y por tanto nuestra moneda esta al arbitrio, no de los tecnócratas de Frankfurt (que merecen toda mi confianza, y creedme que no hablo de oídas) sino de los sospechosos habituales de Paris y Berlín (que no os diré que merecen para no recibir una acusación por libelo en mi segundo post).

Es importante entender el papel esencial que juega el cortoplacismo del votante en este juego: si los votantes fuesen racionales castigarían el déficit per se. Como son cortoplacistas (los votantes cortoplacistas hacen gobiernos cortoplacistas!) solo castigan al gobierno debido al efecto del déficit sobre los el tipo de interés. Una vez rota la relación para cada gobierno entre déficit e interés, entonces el gobierno, que va a sufrir tipos altos sea o no virtuoso (porque los tipos no dependen solo de él), elige no serlo para llevarse al menos los réditos políticos de dar prebendas presupuestarias. La tragedia de las tierras comunes a escala continental.

Bueno y digo yo…antes de seguir con esta pirotecnia constitucional, no deberían arreglar los platos rotos del Pacto de Estabilidad? Mientras no lo hagan… NO a la Constitución Europea.

jueves, diciembre 02, 2004

Constitución Europea: prematura, divisiva y oligárquica

Que el corporativismo y la distorsión mediática van a ser las señas de identidad de la nueva Europa, destaca con especial claridad en el debate Constituyente con que nos obsequian nuestros mandarines de Bruselas y Paris.

En primer lugar, debo haceros notar que yo si soy partidario de un estado supranacional europeo, y mas aun, que su naturaleza tenocratica no me lo hace antipático, sino todo lo contrario. Reconozco que la miserable política europea hacia Israel y la histeria antiamericana me han alejado sentimentalmente de Europa. Pero en última instancia, el Eurorail y el Erasmus son todavía un elemento esencial de la identidad de mi generación, y lo ultimo que deseo es volver a la época bárbara de los pasaportes y las aduanas.

Digo esto para demostrar que mi NO a la Constitución Europea lo es EXCLUSIVAMENTE a ese documento. No por el par de asuntillos polémicos (como el debate sobre la “identidad cristiana” o la estúpida prohibición de la clonación) que pretenden desviar la atención del publico, sino por la arquitectura institucional que se esta construyendo para beneficio de unos pocos países y de ciertos intereses espurios.

Para evitar malentendidos y dejar claros los parámetros en que nos moveremos, hay que decir que la ciencia de escribir constituciones no es el Derecho Constitucional (que a lo sumo es el arte de interpretarlas) sino la Teoría de la Elección Publica, que, aunque en su forma moderna se la debemos a James Buchanan, deriva sus supuestos de dos libros clásicos:”La Democracia en America” de Tocqueville y los “Federalist papers”, una colección de artículos escritos por los Constitucionalistas Americanos en el s.XVIII.

La pieza clave del engranaje institucional que nos quieren vender es el Consejo de Ministros. Los discursos grandilocuentes sobre el Parlamento Europeo, apenas esconden su irrelevancia, y los demás órganos de decisión, o bien son agencias independientes (como el Banco Central), o bien son comparsas propagandísticas.

El Consejo de Ministros es la reunión de los Estados miembros, que toman las decisiones según el principio de que cuando una decisión (en el ámbito de sus competencias) es tomada por un grupo de Estados que suman mas del 55% de la población europea, entonces esa decisión queda aprobada.

Quiero empezar por explicar la diferencia entre las interacciones que se producen en el Parlamento Europeo y las que hay en el Consejo de ministros.

En el Parlamento Europeo hay unos 400 diputados elegidos directamente por el público. Estos 400 diputados representan, por supuesto, a sus intereses nacionales, pero también tienen diferentes opiniones ideológicas, apoyan a grupos corporativos, acatan lealtades regionales, y en última instancia responden directamente ante sus electores por sus votos. El Parlamento Europeo es a su manera más abierto y plural que la mayor parte de los Parlamentos nacionales. Es cierto que tiene una larga tradición demagógica, pero esto es normal en la medida en que es una institución vacía de contenido. Es razonable que si sus competencias se viesen ampliadas, también mejorase su sentido de la responsabilidad y la calidad política de sus miembros.

Las interacciones que se producen en el Consejo de Ministros son radicalmente opuestas: Cada país va a Europa a defender su interés nacional. Como en cualquier otro foro internacional, la opacidad y el burocratismo y la falta de control democrático dominan las sesiones. Es inevitable que las negociaciones entre Estados sean así, en la medida en que van a repartirse un presupuesto limitado, y a perseguir fines políticos muy medidos. Las alianzas y las decisiones carecen casi siempre de todo contenido ideológico, como suele ocurrir en la política internacional. El intercambio de cromos sustituye a las ideas, en la medida en que los intereses nacionales son resultado de consensos relativamente estables dentro de cada país, y las alianzas entre países lo son de alineaciones de intereses.

Estas características odiosas de la política internacional son relativamente inevitables, pero en general no suelen afectar a la marcha de nuestra vida civil, porque la política intencional es un campo especializado y limitado. Pero en la medida en que las competencias de la Unión Europea se extiendan, cada vez más decisiones van a ser tomadas por el Consejo bajo estos parámetros.

Aparte de la naturaleza ineficiente de un sistema de decisión basado en la opacidad y el intercambio de favores, el sistema de decisión del Consejo de Ministros convierte a cada estado en enemigo de los demás: si por ejemplo en el Parlamento Europeo tomase una decisión contraria a nuestros intereses, esto no crearía resentimientos entre los países: al fin y al cabo es también nuestro Parlamento. Pero cuando una decisión del Consejo no nos favorece, esa decisión NO es del Consejo, sino de los países que la han votado.

Imaginemos que el Parlamento Europeo nos obligase a arrancar unos cuantos millones de olivos: seria más o menos aceptado pero al fin la responsabilidad se diluye entre un cuerpo amorfo de diputados. Pero si eso ocurre en un Consejo de Ministros con el voto de Francia, entonces el titular es “Francia arranca nuestros olivos”. No quiero imaginar la clase de tensiones y rencores intraeuropeos que el sistema del Consejo de Ministros puede provocar. Y el beneficio que muchos extremistas van a sacar de ello.

En realidad todos los estados europeos han estado de acuerdo en construir una Europa domesticada, y en diseñarla como una organización internacional, donde se va a defender intereses nacionales, usando la estructura institucional como palanca. Eso no puede seguir así: una nueva agenda europea, mas concreta y centrada en el Parlamento debe sustituir al proceso actual.

A parte de la ineficacia del sistema de decisión, las competencias de la Unión no están bien definidas. Si lo estuviesen serian irrisorias. Así que se crea un sistema de cláusulas, tratados y prebendas, que si bien pueden ser inevitables, no merecen ser consagradas en el texto constitucional. Lo que hace que un estado federal funcione es la claridad de su ámbito de actuación: En su lugar aquí tenemos un enorme montón de excepciones y una indefinición del MECANISMO para la introducción de nuevas competencias. La Constitución Europea esta llena de ENUMERACIONES cuando debería contener PROCEDIMIENTOS.

El Estado Europeo que refleja la Constitución además esta indefenso a la hora de imponer su ley. Un principio esencial del federalismo, tal como lo expreso Tocqueville, es que el todos los niveles del Estado sean capaces de aplicar sus leyes y recaudar sus impuestos. En el texto constitucional, por ejemplo, se reservan para Bruselas las políticas de competencia. Pero a pesar de ello, en nuestra Europa “liberal” todavía existe un monstruo monopolista como EDF, porque la Comisión simplemente es impotente ante Francia. Del mismo modo, tampoco el Pacto de Estabilidad se ha cumplido.
Si los tribunales, las instituciones y las agencias Europeas no tienen los medios de financiación y ejecución de sus poderes, los Estados miembros pueden bloquear la legalidad comunitaria. Y los últimos años demuestran que si lo pueden hacer, lo harán.
Muchos de estos defectos se deben a que el Estado Europeo esta aun en fase de formación. Pero precisamente por eso es esencial rechazar este proyecto constitucional ahora, y plantearse la fase constituyente mas adelante, sobre principios sanos. Esta “Constitución” prematura compromete el proceso de construcción Europea y la propia armonía entre los países europeos y por eso os pido el NO a la Constitución Europea.