sábado, octubre 22, 2005

Ayuda al Desarrollo vs. Fronteras Fuertes: Una Comparación Marginal de políticas Anti-Migratorias

Cuando el problema de la inmigración empezó a hacerse tan evidente que ya ni siquiera la izquierda anti-occidental podía negar su existencia, la maquina de fabricar ideología encontró una forma de convertir la necesidad en virtud, y empezó a exigir toda clase de programas de ayuda internacional bajo el argumento de que “desarrollando Africa”, se acabarían los problemas de las migraciones. Nótese que en la cosmovisión izquierdo-racista los africanos no tienen nada que ver en su propio desarrollo, ya que son sujetos pasivos de su propia Historia.

¿Tiene razón la izquierda? ¿Es la ayuda exterior un buen programa para acabar con los flujos migratorios?

Vamos a desmontar en dos etapas el mito de que la ayuda al desarrollo es una política anti-inmigración creíble:

Primero: el efecto económico de la ayuda al desarrollo es pequeño, nulo o incluso contraproducente.

Segundo:el desarrollo económico, en niveles de renta per capita muy bajos EXACERBA el problema migratorio.

1.-El efecto de la ayuda sobre el desarrollo

¿Cual es la capacidad de la ayuda internacional para generar desarrollo? Bien, la respuesta es más ambigua de lo que los liberales opinan. En países con un fuerte desarrollo institucional, como los del Pacifico Norte (Japón y Corea), el Estado de Israel, la Europa de la post-guerra e incluso dictaduras autoritarias y eficientes como la Taiwanesa, la ayuda ha jugado un papel menor pero apreciable en el desarrollo económico, abaratando ciertos productos, garantizando ciertos privilegios y en general estimulando los negocios.

“Menor pero apreciable”…. Ni la Europa de la post-guerra, ni Japon, ni Israel le deben su desarrollo a los dólares americanos. Quizá la mayor aportación de los Estados Unidos en estos casos ha sido dar ayuda militar, apuntalar la estabilidad política y ofrecer oportunidades educativas a las elites gobernantes. Los países se desarrollan por si mismos, y en última instancia la mendicidad internacional puede ser moderadamente beneficiosa, pero no ha hecho rico a nadie. Desde luego, la inversión privada internacional si ha jugado un papel esencial en el desarrollo, tanto por vía directa, como a través de sus externalidades tecnológicas.

Pero para los países con un fuerte subdesarrollo institucional, las rentas exógenas, tanto de la ayuda internacional como del petróleo han tenido efectos desastrosos en términos económicos y sobre todo de estabilidad política. Las beneficios del trabajo individual son de difícil apropiación por parte del Estado. Un Estado que grava a una sociedad de clase media productiva esta limitado por la necesidad de no destruir la estructura de incentivos que hace posible la existencia de su base fiscal.

Estas limitaciones no afectan a las rentas exógenas. La cleptocracia saudí ha acumulado muchas veces el Plan Marshall en cuentas suizas: el resto ha ido a sobornar a aliados tribales, jefes religiosos, terroristas internacionales y por supuesto a comprar esclavas en los mercados asiáticos de la carne humana. Pues ese es el modelo de África: el caos político-tribal de Nigeria, las dictaduras de África Occidental o el régimen racista de Zimbawe. La ayuda internacional en África solo ha contribuido a apuntalar regímenes criminales y a exarcebar la competencia por el poder y las fuentes de riqueza. Un melancólico experimento de Teoría de la Elección Pública…

Hecho estilizado del día: (vía Marginal Revolution): “Riqueza estimada en cuentas internacionales, por parte de residentes africanos, expresada como porcentaje del PIB del continente: 172%.” [1] Ya sabéis quienes son esos residentes….

Alguien podría proponer derrocar a esos gobiernos, antes de empezar los programas de desarrollo (como en 1945)… ¿con el apoyo de la ONU?¿O quizá de Francia?

2.-La curva de Laffer de la inmigración

Ya hemos visto que el mecanismo de transmisión que va de la ayuda hasta el desarrollo es más que dudoso. Esta aseveración no tiene un mérito especial. Se ha hecho en múltiples ocasiones, desde muchas tribunas. Pero todo el mundo acepta acríticamente que el desarrollo económico es en si mismo una forma de reducir los flujos migratorios. ¿Seguro? ¿Mas desarrollo = menos inmigración?

Bien, es evidente que los emigrantes económicos buscan países más ricos que el propio, y por tanto, la convergencia económica debería reducir los flujos migratorios entre países. En el caso de buena parte de América Latina o Europa del Este, este argumento me parece indiscutible. Se trata de países pobres, pero no miserables, y por tanto la decisión de emigrar esta al alcance de muchos. Pero donde prevalece la miseria, muchos, ni saben, ni pueden emigrar. Por eso, conforme los países pasan de miserables a simplemente pobres, los flujos migratorios que producen, aumentan.

Otro hecho estilizado:(vía Marginal Revolution): ”Contrariamente a la intuición económica los inmigrantes más pobres son los últimos en irse”. Y añade Tyler Cowen: “Conforme Mexico se enriquece, el número de emigrantes que vienen a América, aumenta“

Creo que esto nos permite construir una hipótesis económica sencilla: la respuesta de la inmigración entre dos países a las diferencias de renta tiene forma de Curva de Laffer. Por eso, para países muy pobres, un aumento de la renta per-capita, aumenta los flujos migratorios. ¿Os acordáis de las imágenes de la valla de Melilla? ¿Os disteis cuenta de que ningún inmigrante parecía desnutrido? Es que los desnutridos, no emigran…

Aquí os pongo un gráfico de la evolución estilizada que supongo para la relación entre flujos migratorios y renta per capita:



En el gráfico en cuestión, aparecen dos casos extremos: Senegal y Polonia. En el caso de Polonia, que esta en el lado decreciente de la curva, al dirigirse hacia la convergencia, disminuyen los flujos migratorios hacia el país rico; en el caso de Senegal, es justo al revés… En su momento intentaré estimar la curva para hacer aseveraciones concretas y empíricamente consistentes.

De momento la curva rompe el discurso culpabilista de la inmigración como resultado del subdesarrollo: por un tiempo, el desarrollo en África va a tener efectos negativos en forma de incrementos de los flujos migratorios hacia Europa. Y digo yo… ¿estamos preparados?

3.-La comparación marginal respecto del programa de fronteras seguras y diplomacia migratoria

Si los viejos principios socialdemócratas y samuelsonianos siguen en vigor, los programas de intervención pública deben compararse en términos de eficiencia marginal. Es decir, dado un objetivo cualquiera, elegiremos el programa público que logra con una unidad adicional de renta, una máxima eficacia para lograr el objetivo.

Ahora vamos a comparar en términos marginales los dos programas en liza: el programa de fronteras fuertes y diplomacia migratoria, contra un aumento del gasto en ayuda internacional. La pregunta es:

¿Por cada euro de ayuda internacional gastado cuantos inmigrantes menos alcanzaran nuestro territorio?

Y ahora:

¿Por cada euro gastado en defensa fronteriza (incluyendo programas de ayuda internacional condicionales en colaboración anti-migratoria) cuantos inmigrantes menos alcanzaran nuestro territorio?

Una mínima intuición indica que la respuesta a la segunda pregunta está varios órdenes de magnitud por encima de la primera. Por tanto, sin perjuicio de nuestras preferencias por la generosidad internacional, NO DEBEMOS CREER que con ese dinero estamos arreglando el problema migratorio.

Y de todos modos, al hacer la ayuda al desarrollo condicional en la ayuda que los países presten para reducir los flujos migratorios hacia Europa, podemos simultáneamente practicar la generosidad y defender nuestros irrenunciables intereses.


[1] Harper's Index, October 2005 issue, p.11

sábado, octubre 15, 2005

Inmigración Africana y Soberanía Europea

“El único contenido residual de izquierdas de esos años era el antirracismo o, más exactamente, el racismo antiblanco”

Michelle Houllebecq

1.-Eloi y Morlocks

Haciendo bueno el conocido principio marxista de que el interés de clase determina la ideología, la mayor parte de los partidarios de la inmigración no corren el riesgo de llegar a vivir en un guetto. Si afrontasen la perspectiva de acabar atrapados en un proceso de degradación urbana, empobrecidos por el abaratamiento de su vivienda, y conviviendo con una mayoría étnicamente hostil, seguramente su opinión sobre los flujos migratorios sería menos halagüeña.

La convivencia interétnica es difícil: la antigua Yugoslavia, los guettos americanos y los nuevos guettos europeos nos enseñan que asimilar una población extranjera, pobre y culturalmente diversa es muy difícil. Exige tiempo, exige leyes duras y fuerzas de seguridad eficaces y exige que la economía del país receptor sea no solo próspera sino también dinámica. Ninguna de estas características, por cierto, se dan en la Europa actual.

Esto ocurre siempre, incluso cuando la población recibida comparte los principios fundamentales y las normas de convivencia del receptor. Pero ese no es el caso de la inmigración que afronta Europa. Los inmigrantes africanos se dividen en dos grupos: musulmanes y no musulmanes. Los no musulmanes vienen de sociedades muy primitivas, normalmente de entornos de post-guerra y han cometido o han sufrido notables actos de violencia. Son gente necesariamente peligrosa, y de convivencia difícil, pero hay que decir en su favor que en general admiran sinceramente nuestra sociedad, y que pretenden aprovechar las oportunidades ofrece. O en su defecto, vivir del Gobierno y del crimen. Es decir, que más vale que tengamos oportunidades que ofrecer…

Los inmigrantes africanos son un problema social, y grave, pero nada más. Los musulmanes añaden al problema social una capa de arrogancia religiosa y de misoginia militante. Aparte del problema del Islam político.

Convivir con grupos humanos con estas características nunca ha sido fácil, pero además la sociedad Occidental moderna es individualista y post-feminista. El individualismo es el resultado de la existencia del Estado, que ofrece al individuo protección fuera del grupo tribal. El europeo medio esta solo, y aparte de la acción del Estado, que es muy ineficaz para evitar el acoso sistemático, queda inerme ante violencia grupal y tribal. Por eso, cuando esa violencia llama a su puerta, solo le queda huir: es decir mudarse.

Pero no solo vivimos en una sociedad individualista: además el post-feminismo crea una capa de tensión, incomprensión y violencia por encima de las otras: la conducta sexual de los occidentales esta basada en el principio del mutuo consentimiento. La de la mayoría de los inmigrantes en los principios gemelos del honor sexual y la sumisión femenina. Su conducta nos parece bárbara; la nuestra a ellos les parece simultáneamente ingenua y perversa. La capacidad de las clases medias educadas para atraer odio sexual sobre si mismas es uno de los motores de la Jihad y del conflicto inter-etnico europeo y posiblemente del odio de la izquierda por occidente.

Supongo basta un mínimo de intuición sobre la conducta humana para entender que no puede ser que una misma calle la mitad de la población vaya debajo de un burqua y la otra mitad en minifalda. Por tanto las usuarias de minifalda tienen el máximo interés en tener vecinos educados.

En la novela de H.G Wells, el mundo luminoso y hedonista de los Eloi era asaltado por la noche por la violencia desatada de los crueles Morlocks: pongamos que hablo de Marsella.

Por supuesto, nuestros Eloi marselleses no están del todo indefensos: votan a Le Pen. Cuando todo el asunto estalle, muchos bienintencionados descubrirán que sus juegos ególatras han traído el fascismo.

2.-Soberanía y fronteras

Desde la perspectiva de la izquierda, la soberanía nacional y el derecho de autodeterminación son absolutos. Saddam Hussein, Hugo Chavez, o incluso Mugabe están, dentro de la cosmovisión izquierdista, revestidos del halo inviolable de la santidad post-colonial y toda injerencia en sus regimenes corruptos recibe el nombre infame de “imperialismo”.

En buena lógica el principio de santidad soberana debería aplicarse también a Occidente, y dado que no tenemos derecho a entrometernos en asuntos africanos, al menos deberíamos tener el derecho a que África tampoco se entrometa en los nuestros.

¡Claro que no! ¡Feixistes!

Cada vez que en Occidente tratamos de defendernos de esta avalancha, resultado de una mezcla explosiva de corrupción política e irresponsabilidad reproductiva, saltan nuestros pancarteros profesionales a agitar toda clase de culpabilidades pseudo-cristianas y a invocar supuestos Derechos Humanos.

Mientras vivamos en un mundo de jurisdicciones separadas donde las sociedades responsables no pueden influir la conducta de sus vecinos irresponsables, es muy justo que tengan todo el derecho a defenderse de las externalidades que estos vecinos generan. Y que hemos visto antes que son inasumibles.

Históricamente las fronteras se han defendido por la fuerza. Quiero decir por la fuerza letal. Cruzar ilegalmente ha sido considerado un acto hostil y las fronteras han estado defendidas con minas, alambradas y guardias armados.

Desde luego no espero que nuestros políticos den órdenes de disparar en Ceuta, Melilla o el Estrecho. Sin embargo si espero que mejoren la vallas, que las electrifiquen, eventualmente que las minen y las vigilen electrónicamente y sobre todo que subcontraten la defensa letal de nuestras fronteras a los países que si tienen el margen de maniobra política para implementarla. Me refiero a Marruecos o Argelia.

Ya es hora de que la política exterior de los Estados sirva a los intereses de los ciudadanos. Y el primer interés de los ciudadanos de Europa es evitar esta invasión. Todo el dinero que nos gastemos en defender nuestras fronteras es una inversión en seguridad personal y estabilidad política.

3.-Conclusión

Espero que este post haya dejado claro dos cosas muy claras: que dadas las externalidades que genera la inmigración es conveniente limitarla y seleccionarla y dado el sistema de soberanías nacionales, es perfectamente legitimo hacerlo.

Porque ahora vamos a analizar la propuesta clásica de la izquierda para resolver el problema inmigratorio: tirar la pasta del contribuyente.

miércoles, octubre 12, 2005

La II Guerra Fría: Otro Terrorismo de Masas, Defensa Civil y Reconstrucción

1.-Otras formas de terrorismo de destrucción masiva

Quiero hacer ahora un breve apunte sobre otras formas de terrorismo de destrucción masiva. En los próximos años, incluso si no se usa la bomba nuclear, seguramente asistiremos a unos cuantos atentados de masas. Alguno de ellos, en forma de sabotaje bien diseñado, puede superar las mil bajas, incluso alguno quizá llege a las diez mil. Pero no es este terrorismo de masas el que voy a considerar. Lo que voy a considerar aquí son ataques que representen un riesgo existencial. Es decir, aquellos golpes que puedan provocar una desestabilizacion estructural a nivel global.

Aparte de los ataques nucleares, existen dos amenazas clásicas en forma de armas de destrucción masiva: armas químicas y biológicas. Las armas químicas son mortales pero es difícil catalogarlas como amenaza existencial. No creo que un ataque químico pueda provocar más de mil o dos mil bajas. A lo sumo diez mil. El efecto sería desestabilizador, pero estaría por debajo del nivel existencial. En el peor de los casos bastaría equipar a la población con mascaras de gas.

Las armas biológicas si pueden representar una amenaza existencial. Incluso sin más que extender por medios naturales algunos virus particularmente letales, el resultado puede ser una mortandad muy significativa. El Ebola, el SARS, la viruela, incluso la gripe aviar… Todos ellos pueden ser extendidos a propósito con efectos masivos. Hay pocas soluciones para ello. Es verdad que los servicios sanitarios de los Ejércitos (o sus homólogos civiles como el CDC) han desarrollado una cierta habilidad para contener enfermedades infecciosas. Pero a partir de una cierta masa crítica, el crecimiento de las infecciones es exponencial.

Nuestra mejor defensa es que extender un virus en Occidente acabaría teniendo un efecto boomerang, y los potenciales terroristas saben muy bien que una pandemia mataría mucha más gente en el mundo musulman que en Occidente (por el nivel de nutrición y atención sanitaria). Además el efecto de tal ataque sería muy diferente del caso nuclear, ya que las expectativas de repetición serían mucho más tenues. La dinámica del terror no se establece con igual fuerza ante una amenaza difusa y deslocalizada.

En todo caso, si el golpe fuese de proporciones existenciales, la represalia nuclear estratégica podría ser igualmente viable. Especialmente lo sería si el enemigo fuese capaz de desarrollar un virus racialmente selectivo. Si eso ocurre, ya sabeís: las nucleares.

En general no creo que evitar la proliferación de armas biológicas sea posible. La tecnología necesaria no es maquinaria pesada, ni se necesitan instalaciones enormes o grandes procesos industriales. Lo único que podemos hacer es mantener algunos descubrimientos y tecnologías sensibles en secreto. Y que los servicios de inteligencia traten de controlar la entrada en ciertos paises sensibles (como Congo) de elementos sospechosos. Pero mientras que proliferación nuclear es algo relativamente evidente, con los medios actuales de detección, la tecnología de producción de armas biológicas es mucho mas dificil de controlar.

En general no siento hacia el terrorismo biológico o químico el mismo nivel de urgencia que ante el nuclear. Es una amenaza menos definida y menos probable; tambien se puede hacer menos al respecto.


2.-Defensa civil y reconstrucción.

Una de las diferencias fundamentales entre la I y la II Guerra Fría es que en el caso de la II Guerra Fría, si se produce él o los ataques nucleares, habrá un día después. Con los arsenales combinados de las dos superpotencias, enfrentábamos la extinción.

Al día siguiente de un ataque apocalíptico, hay que gestionar el desastre. No puedo dar demasiadas ideas. Las referentes a la represalia ya las he considerado. En cuanto a la defensa civil, estaríamos ante un ataque limitado, con unos centenares de miles o en el caso termonuclear, unos pocos millones de bajas. No es el escenario post-nuclear total de la I Guerra Fría. Lo más difícil sería organizar una transición ordenada. Especialmente porque el desplome del consumo y la inversión produciría un paro enorme.

Los agentes privados no pueden anticipar un suceso tan volátil y nuevo como un ataque nuclear. Por eso es el Ejercito y las instituciones del Estado quienes deben tener preparados los planes de contingencia para asegurar una transición lo más ordenada posible hacia un nuevo modelo económico más descentralizado y necesariamente más pobre. Mantener el valor del dinero y la capacidad de recaudación sería muy difícil y los Bancos Centrales deben considerar como afectarían sucesos extremos como este a la circulación monetaria, pero sobre todo a la estabilidad del sistema financiero. Diseñar una Ley de Excepción Monetaria ahora, podría evitar errores enormes que se producirían en caliente.

La segunda cuestión es que el comercio internacional colapsaría o al menos se reduciría muy significativamente. Europa debe ser capaz de mantener uno mínimos de producción agraria y unas reservas estratégicas de alimentos suficientemente grandes. Desde luego la PAC actual es un engendro irracional que no solo alimenta a Europa sino que es capaz de dar de comer a media África. Pero yo no me sentiría seguro si la Unión fuese incapaz de producir del orden del 60% de su consumo agrícola (lo mismo para los USA). Rediseñar la PAC para convertirla en un back-up de los mercados agrícolas internacionales en vez de un sustituto, por ejemplo subvencionando que los campos permanezcan arados y la maquinaria en stock por si ocurre lo peor, me parece una necesidad imperiosa y una forma de dirigir una política irracional y lobbista hacia una utilidad estratégica.

Las reservas energéticas son otro problema, pero ya he dicho que si hay un ataque nuclear propongo una represalia estratégica: de la misma forma tomar los campos de petróleo saudíes como indemnización me parece perfectamente valido y factible, una vez su población ya no esté allí.

Otro punto esencial es mantener en marcha a toda costa las utilities esenciales: las de comunicaciones, Internet, el agua y en general la base industrial deben seguir funcionando. Son el esqueleto del sistema y deben estar estructuradas en forma distribuida y robusta.

Algunos os dirán que el intervencionismo no puede aportar nada al desarrollo. Se equivocan: la economía funciona en términos marginales, y solo es eficiente en el margen. Los riesgos descontados y conocidos se pueden asegurar, y de hecho este sistema esta mas preparado que ningún otro para resistir perturbaciones relativamente grandes. Pero más allá de cierto punto de shock, cuando los precios desaparecen o escasean bienes o servicios básicos, los agentes no saben desenvolverse y se descoordinan. El sistema capitalista es una estructura orgánica, que se auto-regenera fácilmente hasta cierto punto, pero más allá de él, ciertos daños necesitan muchos años para arreglarse.

Voy a proponer un simil médico: después de la rotura de una pierna, lo eficiente es entablillarla, y solo una vez entablillada se puede confiar en la capacidad auto-regeneradora del hueso. Cuando el trauma es suficientemente grande, la capacidad del Estado para coordinar a los agentes creando una señal común, o directamente por la fuerza, es una herramienta insustituible. La destrucción masiva de activos del post-ataque debe evitarse, y solo un Estado fuerte puede evitar ciertas formas de perplejidad económica. Y proveer ciertos bienes y servicios esenciales. La gente no sabrá que hacer, y el Estado puede hacer un trabajo insustituible simplemente creando una señal clara de “business as usual” y garantizando ciertas infraestructuras básicas.

En todo caso, si se produce el ataque nuclear, un escenario mundial peor que el de la Gran Depresión del 29 sería inevitable. Y no menos inevitable sería implementar un rescate a lo "New Deal".



PD.- Con este post, acabo la parte primera de “La II Guerra Fría”, es decir la dedicada al terrorismo de destrucción masiva. Ahora haré una pequeña parada, porque estos temas son cansados y escribiré un poco sobre economía y política.

PD2.- Estos dos posts de Marginal Revolution describen las aportaciones de los dos últimos premiados con el Premio Nobel de Economía: dos teóricos de juegos. ¿Os acordaís de cuando hablé de los "estrategas de la I Guerra Fría"? Aquí están:

Aumman: Economía neoclásica (neo-walrasiana), Arbitraje con agentes continuos, Guerra Fría y Destrucción Mutua Asegurada, Probabilidad Bayesiana. Además es judío ortodoxo e israeli. (Felicidades!)

Schelling: Teoría de la Negociación, Teoria de la Disuasión y Estudios sobre Degradación Urbana(!).

Un saludo para la RAND Corporation.