Ayuda al Desarrollo vs. Fronteras Fuertes: Una Comparación Marginal de políticas Anti-Migratorias
Cuando el problema de la inmigración empezó a hacerse tan evidente que ya ni siquiera la izquierda anti-occidental podía negar su existencia, la maquina de fabricar ideología encontró una forma de convertir la necesidad en virtud, y empezó a exigir toda clase de programas de ayuda internacional bajo el argumento de que “desarrollando Africa”, se acabarían los problemas de las migraciones. Nótese que en la cosmovisión izquierdo-racista los africanos no tienen nada que ver en su propio desarrollo, ya que son sujetos pasivos de su propia Historia.
¿Tiene razón la izquierda? ¿Es la ayuda exterior un buen programa para acabar con los flujos migratorios?
Vamos a desmontar en dos etapas el mito de que la ayuda al desarrollo es una política anti-inmigración creíble:
Primero: el efecto económico de la ayuda al desarrollo es pequeño, nulo o incluso contraproducente.
Segundo:el desarrollo económico, en niveles de renta per capita muy bajos EXACERBA el problema migratorio.
1.-El efecto de la ayuda sobre el desarrollo
¿Cual es la capacidad de la ayuda internacional para generar desarrollo? Bien, la respuesta es más ambigua de lo que los liberales opinan. En países con un fuerte desarrollo institucional, como los del Pacifico Norte (Japón y Corea), el Estado de Israel, la Europa de la post-guerra e incluso dictaduras autoritarias y eficientes como la Taiwanesa, la ayuda ha jugado un papel menor pero apreciable en el desarrollo económico, abaratando ciertos productos, garantizando ciertos privilegios y en general estimulando los negocios.
“Menor pero apreciable”…. Ni la Europa de la post-guerra, ni Japon, ni Israel le deben su desarrollo a los dólares americanos. Quizá la mayor aportación de los Estados Unidos en estos casos ha sido dar ayuda militar, apuntalar la estabilidad política y ofrecer oportunidades educativas a las elites gobernantes. Los países se desarrollan por si mismos, y en última instancia la mendicidad internacional puede ser moderadamente beneficiosa, pero no ha hecho rico a nadie. Desde luego, la inversión privada internacional si ha jugado un papel esencial en el desarrollo, tanto por vía directa, como a través de sus externalidades tecnológicas.
Pero para los países con un fuerte subdesarrollo institucional, las rentas exógenas, tanto de la ayuda internacional como del petróleo han tenido efectos desastrosos en términos económicos y sobre todo de estabilidad política. Las beneficios del trabajo individual son de difícil apropiación por parte del Estado. Un Estado que grava a una sociedad de clase media productiva esta limitado por la necesidad de no destruir la estructura de incentivos que hace posible la existencia de su base fiscal.
Estas limitaciones no afectan a las rentas exógenas. La cleptocracia saudí ha acumulado muchas veces el Plan Marshall en cuentas suizas: el resto ha ido a sobornar a aliados tribales, jefes religiosos, terroristas internacionales y por supuesto a comprar esclavas en los mercados asiáticos de la carne humana. Pues ese es el modelo de África: el caos político-tribal de Nigeria, las dictaduras de África Occidental o el régimen racista de Zimbawe. La ayuda internacional en África solo ha contribuido a apuntalar regímenes criminales y a exarcebar la competencia por el poder y las fuentes de riqueza. Un melancólico experimento de Teoría de la Elección Pública…
Hecho estilizado del día: (vía Marginal Revolution): “Riqueza estimada en cuentas internacionales, por parte de residentes africanos, expresada como porcentaje del PIB del continente: 172%.” [1] Ya sabéis quienes son esos residentes….
Alguien podría proponer derrocar a esos gobiernos, antes de empezar los programas de desarrollo (como en 1945)… ¿con el apoyo de la ONU?¿O quizá de Francia?
2.-La curva de Laffer de la inmigración
Ya hemos visto que el mecanismo de transmisión que va de la ayuda hasta el desarrollo es más que dudoso. Esta aseveración no tiene un mérito especial. Se ha hecho en múltiples ocasiones, desde muchas tribunas. Pero todo el mundo acepta acríticamente que el desarrollo económico es en si mismo una forma de reducir los flujos migratorios. ¿Seguro? ¿Mas desarrollo = menos inmigración?
Bien, es evidente que los emigrantes económicos buscan países más ricos que el propio, y por tanto, la convergencia económica debería reducir los flujos migratorios entre países. En el caso de buena parte de América Latina o Europa del Este, este argumento me parece indiscutible. Se trata de países pobres, pero no miserables, y por tanto la decisión de emigrar esta al alcance de muchos. Pero donde prevalece la miseria, muchos, ni saben, ni pueden emigrar. Por eso, conforme los países pasan de miserables a simplemente pobres, los flujos migratorios que producen, aumentan.
Otro hecho estilizado:(vía Marginal Revolution): ”Contrariamente a la intuición económica los inmigrantes más pobres son los últimos en irse”. Y añade Tyler Cowen: “Conforme Mexico se enriquece, el número de emigrantes que vienen a América, aumenta“
Creo que esto nos permite construir una hipótesis económica sencilla: la respuesta de la inmigración entre dos países a las diferencias de renta tiene forma de Curva de Laffer. Por eso, para países muy pobres, un aumento de la renta per-capita, aumenta los flujos migratorios. ¿Os acordáis de las imágenes de la valla de Melilla? ¿Os disteis cuenta de que ningún inmigrante parecía desnutrido? Es que los desnutridos, no emigran…
Aquí os pongo un gráfico de la evolución estilizada que supongo para la relación entre flujos migratorios y renta per capita:
En el gráfico en cuestión, aparecen dos casos extremos: Senegal y Polonia. En el caso de Polonia, que esta en el lado decreciente de la curva, al dirigirse hacia la convergencia, disminuyen los flujos migratorios hacia el país rico; en el caso de Senegal, es justo al revés… En su momento intentaré estimar la curva para hacer aseveraciones concretas y empíricamente consistentes.
De momento la curva rompe el discurso culpabilista de la inmigración como resultado del subdesarrollo: por un tiempo, el desarrollo en África va a tener efectos negativos en forma de incrementos de los flujos migratorios hacia Europa. Y digo yo… ¿estamos preparados?
3.-La comparación marginal respecto del programa de fronteras seguras y diplomacia migratoria
Si los viejos principios socialdemócratas y samuelsonianos siguen en vigor, los programas de intervención pública deben compararse en términos de eficiencia marginal. Es decir, dado un objetivo cualquiera, elegiremos el programa público que logra con una unidad adicional de renta, una máxima eficacia para lograr el objetivo.
Ahora vamos a comparar en términos marginales los dos programas en liza: el programa de fronteras fuertes y diplomacia migratoria, contra un aumento del gasto en ayuda internacional. La pregunta es:
¿Por cada euro de ayuda internacional gastado cuantos inmigrantes menos alcanzaran nuestro territorio?
Y ahora:
¿Por cada euro gastado en defensa fronteriza (incluyendo programas de ayuda internacional condicionales en colaboración anti-migratoria) cuantos inmigrantes menos alcanzaran nuestro territorio?
Una mínima intuición indica que la respuesta a la segunda pregunta está varios órdenes de magnitud por encima de la primera. Por tanto, sin perjuicio de nuestras preferencias por la generosidad internacional, NO DEBEMOS CREER que con ese dinero estamos arreglando el problema migratorio.
Y de todos modos, al hacer la ayuda al desarrollo condicional en la ayuda que los países presten para reducir los flujos migratorios hacia Europa, podemos simultáneamente practicar la generosidad y defender nuestros irrenunciables intereses.
[1] Harper's Index, October 2005 issue, p.11